Beatitud Forzada
En el oeste se pone la luz
En nuestro rostro el brillo del
Instante del que somos parte
Una leyenda, una gota en el cuerpo
Del tiempo que nos perteneces,
Porque no nos importa regalárselo a la nada
Que ya no tiene cabida aquí,
en esta nada.
Lago d’argento
Y ya cualquiera puede patinar sobre ella
Como si fuera una pista de hielo
Dos chicos se fuman el tiempo
Con calma mientras el agua se petrifica
En frente de sus ojos.
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